Dejé de adueñarme de lo que no me corresponde. Para restar ya tengo a los corruptos de mi país y no quiero ser uno de ellos.
Para aprovechar las fallas de un sistema primero hay que descubrirlas. La película The Big Short es un excelente ejemplo. El contexto está situado en la crisis del 2008, allí, el protagonista deduce que el sistema de hipotecas va a reventar, tras lo cual, redacta un Credit Default Swap y, apostando a la caída de las subprime, vende hipotecas basura en corto. Como resultado obtiene una ganancia de u$s800 millones. Nada mal.
Pero la reiterativa búsqueda de fallas puede tener su lado siniestro. Yo, por ejemplo, hasta poco tiempo atrás me aprovechaba del mecanismo de auto-facturación de los supermercados australianos — estaba robando.
Se sentía palpipante. Era fácil. Y prácticamente no había riesgo. Incluso contemplé la idea de imprimir códigos de barras adulterados. Y si bien estaba siguiendo las reglas para hacer trampa, se me había traspapelado algo. El riesgo. Creía que a lo sumo incurría en una multa de u$300; pero la realidad era peor: estaba mintiéndome. Y lo había convertido en un hábito — mentirme era parte de mi personalidad.
Ahora quizás te estés preguntando si me agarraron. Y la respuesta es no. Safé. ¿Por qué dejé de robar? Porque un podcast que reprogramó mi comportamiento. Allí Naval Ravikant expresa conceptos de manera clara:
Parte de ser libre significa que yo pueda decir lo que pienso y pensar lo que digo. Ambas son altamente congruentes y están integradas. Richard Feynman divinamente dijo«El primer principio es que uno no se debe engañar a sí mismo y uno es la persona más fácil de engañar». Cuando le decís a alguien algo que no es honesto te mentiste a vos mismo. Después vas a empezar a creerte tu propia mentira. Eso después te terminará desconectando de la realidad y llevándote por la calle equivocada.
Imaginate la siguiente situación. Vas en tu auto y tu destino está ubicado en la próxima calle; tenés que doblar en la esquina pero la calle es contramano. Se te presentan dos alternativas. La primera es seguir las indicaciones del GPS, continuar una cuadra y dar la vuelta manzana completa. La otra, de no venir nadie, es ignorar al GPS y doblar en contramano.
Ahora mi pregunta es, ¿te subirías a un vehículo autónomo piloteado por un software que decide así? ¿Y que pasa si por tu visión sesgada del mundo terminás embistiendo a un infante que cruzaba la calle?
Las personas más nefastas empezaron robando migajas. Se escudan en el «Roban pero hacen», utilizan la misma versión fallada del GPS moral para robar millones.
Que tal si nos planteamos «Hacen… pero roban??»
Junto con el podcast de Jordan Peterson con Joe Rogan, el podcast de Naval cataloga como lo más revelador que escuché durante el 2017. Ambos imperdibles.