El intento de hacer dinero de manera no tradicional es todo un tema.
Si alguna vez te compró la idea de que intercambiar tu tiempo por dinero es una mala ecuación, pasás a encontrarte en una situación que lo es todo, excepto convencional. Sabés que la clave de la cuestión es dejar de verte exclusivamente como un consumidor, y empezar a pensar de vos como una persona avocada a producir. Vas por la vida anonadado con la cantidad de entretenimiento que la gente consume a escalas virtualmente industriales. Entendés que los que los hippies llaman sistema perverso, no es más que una intrincada red de productos y servicios orientados a facilitarle a la humanidad aquello que desea. Como dijo MJ DeMarco en su libro The Fastlane Millionaire, “La distribución es donde la guerra se gana.”
¿Cuáles son los principios en los que se basarían estos supuestos negocios?
Independientemente de donde ocurra –mundo físico o virtual,– el hacer dinero rige bajo los mismos fundamentos. O bien satisfacés una necesidad, o satisfacés un deseo. Cuanto más inmediato, mejor. Primordialmente uno busca hacer dinero, ser práctico; y no ponerse a teorizar sobre cuál es moralmente superior. Internet literalmente ofrece infinitas posibilidades de apalancamiento. La idea es elaborar algo en un formato que perdure. Y que sirva. Un reducido porcentaje de mis horas dedicadas al proceso creativo se tradujeron en aumentos del paradójico recurso de la atención. Durante Febrero y Marzo no publiqué ningún artículo en este blog y, en ese mismo período, google me sorprendió aumentando mi tráfico en un impresionante 50%.
Todo parece apuntar hacia lo sustancial del tráfico. Los vendedores ambulantes se ubican en puntos altamente transitados. Tinelli captó la atención de millones de argentinos durante las últimas dos décadas; ahí promocionó los productos de sus anunciantes. Decenas de músicos se presentan a cobrar regalías en SADAIC todos los meses. Me cuesta explicarle a mis amigos lo que estoy haciendo online casi tanto como explicarles en qué consisten las tareas de un programador.
Armar un negocio paralelo también tiene su vaivén emocional. Primero debés comprender (o casi) la dirección a seguir, cosa de disponer las cañerías por donde fluya el dinero. Luego debés lidiar con tu mente. Ahí es donde se pelea la batalla. Un combate con todo. Supervos contra el catastrófico-vos. Cuanto más hiperactiva es tu mente, cuanto más gurús del tema te tiran sus tips, cuanto más URL bloqueás, con cuanto menos distracciones contás, más variados –e inciertos– serán los escenarios que tu mente fabrique. Pero tenés que seguir.
BAT duplicó desde que decidí comprar. Larga vida al Brave.
Por último, si tenés ganas de quemarte el coco con otra criptomoneda que se las trae, fijate a ver que te parece Enjin. Pareciera tener un enorme potencial.