Me cuesta controlar mis impulsos pero también puedo ser paciente. Si bien el estudio tradicional me parece ineficiente, también entiendo que la inteligencia artificial enmarcó nuestra atención en un cartel estilo far-west anunciando ‘Se Busca’ y ‘Recompensa’. Quien no puede canalizar la suya termina indignado y, aunque no se lo deseo a nadie, es probable que se queje del sistema (en vez de estudiarlo y aprovecharse).
Durante mis 3 últimos años del secundario, estudié informática en ORT. Luego, influenciado por un errónea fijación que mi vieja manetenía sobre la UBA, probé suerte en el CBC; camino que abandoné cuando la profesora de Sociedad y Estado nombró la frase “Pienso, Luego Existo”. A lo que yo razoné: “si pienso, no quiero estudiar 3 años de matemática, física y química. Quiero ganar bien, y sin tanto bardo.”
Como necesitaba una carrera sin tantos obstáculos, me anoté en el terciario de ORT que, en ese entonces, tenía convenio con la Universidad de Palermo, donde podría (luego) obtener un título universitario que me permitiría conseguir trabajo en cualquier lugar del mundo. Donde se me pague bien. Y pueda viajar. Resulta que el título no era (tan) necesario; pero bueno, la parte de viajar y ganar bien no me salió mal.
El secundario en la escuela técnica ORT
Elegí el secundario en ORT por varios motivos. Las escuelas provinciales (soy del conurbano) de aquel entonces contaban con una modalidad llamada polimodal. Sus alternativas me parecían inservibles; yo me llevaba bien con las computadoras; y me ardía el saber que el dinero iba hacia sistemas.
El recuerdo de mi ingreso a ORT es poco agradable. De todos mis veranos siendo menor de edad, ése fue el más demandante. Lengua me demandó leer cinco libros que sumaron nada a mi vida; además debí re-aprender análisis sintáctico (siempre me costó). De matemática no sé qué rendí, pero me fue fácil. Creo que también tuve inglés. Y tuve que fumarme 3 libros de historia judía, ya que en todos los años de las escuelas ORT se estudia este bodrio de materia. Tip de estudio: parece que los judíos son buenos comerciantes, se establecen bien, alguno se hace el vivo y/o la población se victimiza, los moishes pasan a ser chivo expiatorio1, y los cagan echando/matando. Le agregás el lugar (España, Alemania, etc,) y se repite el ciclo que describió René Girard.
En mi opinión, lo más lindo de ORT fue el cambio. De ir a una escuela autoritaria donde desde los 6 años tenía que ir con pelo corto, camisa y corbata, ó chomba, pasé a un escuela donde podía ir vestido como quería: musculosa, ojotas, gorra, dejarme el pelo largo (me quedaba mal). En ORT, además, contás con lockers a lo película yanqui. Por lo que uno puede volver a casa sin el peso de los libros. Otra sorpresa fue que ORT no tenía profesores monitoreando el patio durante el recreo. Los alumnos eran bastante libres y no había necesidad de pudrirla.
En cuanto a la orientación informática me pareció acertada. A los 15 años estaba aprendiendo lecciones valiosas. Algoritmos. Programación. Los conceptos de variables. Funciones. Y cosas sobre el funcionamiento del hardware: dispositivos magnéticos, de almacenamiento, cómo funciona un procesador (unidad aritmético lógica ó ALU), ciclos, interrupciones, y todo lo relacionado a los fundamentos de la informática cotidiana. Si bien ví cosas que no serían necesarias para laburar, el espectro de conocimiento con el que terminé mis estudios me permitió conseguir un trabajo como programador a los diez (10) días de haber terminado las clases. También gracias a ORT, en el CBC pude aprobar química, matemática y física sin mayores problemas (no así con álgebra).
Hay más cosas para comentar, pero no son más que obviedades: las estaciones de trabajo son buenas, los cursos de sistemas son pascua, tendrás compañeros inteligentes, y compañeros que están ahí porque los mandaron los padres. Cosas de cualquier lugar. Parece también que hubo un doctor que era medio mano larga con algunos estudiantes, pero eso fue en la sede Belgrano (yo estudié en Almagro). Lamentable persona. Pero gente podrida hay en todos lados. Además, no hay un banco más seguro que al que acabaron de robar.
Lo menos agradable es… esperá por ello… ya lo sabés… La Cuota. En el 2002 cuándo arranqué yo eran 407 pesos (al escribir esto unos 135 dólares) y se cobra los 12 meses. Personalmente lo que más me dolió fue el viaje. Me levantaba a las 6AM, mi viejo me llevaba a Temperley, me tomaba el tren en la peor de las épocas (pos crisis 2001), subte, combinación y caminar. Aunque me he clavado con trenes que no funcionaban, rara vez me clavé con algún profesor que haya faltado. Espero la gente de ORT alguna vez implemente un programa de educación semi-virtual donde sus alumnos deban asistir menos días a la semana.
El terciario de analista de sistemas en ORT
Cuando yo estudié en ORT, la carrera duraba tres años. Hoy dura dos. Pareciera ser una decisión acertada: las carreras largas son un bodrio y, en mi opinión, suelen abarcar muchas cosas inservibles. Punto para ORT.
Allí en ORT he perdido tiempo que en otros lugares también les harán perder. Estudiar diagramas de flujo, inglés a lo the cat is under the table, ética (regla de plata alcanza!) y creo que también me clavaron con alguna materia moishe.
El beneficio más interesante del terciario ORT siendo ex-alumno era que podías dar libre las materias del primer cuatrimestre. La realidad es que tendrían que dejar dar todas las materias libres (con exámenes más difíciles claro está), incluso aunque te cobren la misma cuota. Gracias a un programa de capacitación del gobierno, durante mis estudios yo trabajaba como programador Java; por lo que dicha experiencia, sumada al conocimiento adquirido durante mi secundario me permitieron finalizar la carrera prácticamente sin estudiar (nunca precisé más de un día de antelación). No estoy seguro qué tan beneficioso me haya sido el terciario en esa situación.
Sin embargo, para quienes busquen adentrarse en la informática por primera vez, la carrera de analista de sistemas en ORT probablemente sea una buena opción: los viernes y los sábados no se cursa gracias al shabbat. El ritmo de enseñanza me parece adecuado. Y entiendo que los contenidos de las materias son actualizados con regularidad a pesar de que los nombres de estas no varíen – la informática evoluciona más rápido de lo que el gobierno en desarrollar un nuevo plan de estudios.
Mi recomendación para quien busca un título rápido es apilar materias en la medida que el sistema de inscripción te lo permita. Algunas se me superponían poco tiempo, lo que daba lugar a movidas para reducir mi permanencia dentro del instituto. Otra sugerencia sería no abandonar materias porque parezcan difíciles al comienzo: te atrasa la carrera y no te reduce la cuota.
Lo más relevante que aprendí en el terciario: una intro a la programación funcional en Haskell con un profe bocho y el mecanismo de la llamada “función trampa”, elemento esencial de la criptografía asimétrica y en consecuencia del funcionamiento del Bitcoin.
En resumen. No creo que estudiar el terciario ORT –en mi situación– haya sido altamente provechoso. Pero opino que el balance fue positivo. De otra manera me hubiera quedado en mi casa viciando con videojuegos y series (todavía no existían las redes sociales).
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