Creo que cualquier feminista coincidiría en que la solución contra el femicidio es la castración del macho perpetrador. Con anestesia, claro.
Como el feminismo lo que busca es la igualdad, aplicaríamos la medida al resto de los asesinatos dolosos.
Se podría hacer la prueba piloto durante un período fijo (1 año) y medir los resultados. Si las cifras no muestran mejoras, la medida se cancela. Caso contrario, se extiende.
¿Por qué la castración?
Los humanos somos criaturas visuales. Cuando tomamos decisiones lo hacemos en base a un futuro imaginado. Nadie que mata reflexiona sobre su muerte. Pero existe algo que un adolescente cargado de testosterona puede visualizar: no coger nunca más. Ningún chorro volvería a matar, el riesgo de hacerlo sería muy alto.
Las organizaciones de derechos humanos están a favor de la vida. No tienen motivos para oponerse. Ellos quieren reducir las muertes sin matar ni torturar a nadie. La reducción de testosterona no sólo deja al individuo sin erecciones; también elimina con su comportamiento violento.