Escuelas y facultades y la manera que las concebimos son de un período en el que los libros eran raros. El conocimiento era raro. Las niñeras eran raras. El crimen era común. La violencia prevalecía. No había tal cosa como aprendizaje autodidacta. El modelo de escuela que conocemos fue creado para transformar a la población rural en obreros fabriles. Son un sistema anticuado. Por eso existen los recreos, los uniformes y con ellos, el exterminio de la creatividad.
Ir a la universidad de sistemas es algo anticuado. Continuando la tendencia descentralizadora de Uber, Bitcoin y Youtube, no faltaría mucho para que las universidades también empiecen a competir en el feroz cuadrilátero del libre mercado.
Mi idea original era resolver esta tensión proponiendo programas de estudio para sistemas. Pero encontré que el gobierno argentino presentó un programa para capacitar 111 mil programadores. La propuesta es positiva. Aún resultando exitosos el 10% de los estudiantes. ¿Lo mejor? Eliminaron las materias innecesarias. ¿Qué temática enseñan? Java, Algoritmos y SQL.
Trabajo garantizado.
Como si fuese un OR Exclusivo, Nonpalidece canta “O eres parte del problema, o parte de la solución”. Por eso, y porque nos gusta optimizar, nosotros, la gente del palo técnico podemos aportar soluciones y mejorar la propuesta.
En el 2005, también gracias a un plan del gobierno, yo me capacité en Java. En aquel entones también debía movilizarme físicamente para llegar al aula. En esta era ya podemos ir pensando en algún tipo asistencia virtual. Pero existe un impedimento (que no es la conexión a internet). Me refiero al boludeo. Las distracciones.
La meta es lograr que los futuros adictos al café programadores eviten caer en la autoindulgencia. Ya escribí sobre las distracciones. Y también sobre la importancia de restringir la apertura compulsiva de tabs. Son recetas pragmáticas. Pero para no abandonar la carrera, también se puede agregar otro ingrediente: la presión social.
Somos criaturas sociales. Aprendemos y repetimos comportamientos que vemos a diario. La desaprobación social puede ser dolorosa. Lo que sugiero es usar la presión social para beneficio propio.
Las dos cosas que más odié de la facultad fueron las materias innecesarias y el viaje. Sería genial que el gobierno habilite mecanismos que permita el contacto entre estudiantes que residen cerca de sus futuros compañeros. Ellos se juntarían y aprenderían remotamente en un McDonalds, ó desde la casa de cada uno de ellos. Incluso el gobierno ahorraría en profesores: puede existir un tutor remoto para responder dudas. Y si algún alumno es tímido, incluso podría preguntar por texto. Presión social = Estudiar con compañeros. ¿Inseguridad? El gobierno tendría los datos cada estudiante.
Mi idea original era desarrollar una plataforma que agrupe estudiantes, planes de carrera y que tome asistencia utilizando el GPS del celular, pareciera que por ahí va. El futuro pertenece a estos curiosos.